El trabajo y yo
Trabajar 10 horas por día definitivamente es algo a lo que no estoy acostumbrada. No es que la pase mal, porque trabajar, lo que cualquiera llamaría "trabajar", no trabajo. Hago "como que", mientras en realidad estoy respondiendo mails, leyendo boludeces (o no, a veces son cosas piolas) en internet, chateando con alguien y subrayando con resaltador rosa algún apunte viejo y denso que se resiste a ser leído con velocidad... Cada tanto suena el teléfono, me piden algo o entra algún motoquero que, a diferencia de la propaganda y de lo que algunos creen, no, no me tira onda (desde ya, que ni se atrevan... pobrecitos, no tengo nada contra los motoqueros, pero apenas cruzan la puerta invaden la oficina de un olor hediondo mezcla de bolsa de consorcio y chivo que ni se compara con el desodorante de ambientes más berreta del mercado). Y listo, el día se pasa, ya está, terminó, no fue tan largo. Sin embargo lo que me aburre y/o desconcierta es llegar a mi casa cansada y no t...