Un cacho de cultura!!!!!
Y después de haber estado viajando en micro más de 55 horas, después de haber admirado paisajes hermosos, donde el cielo realmente es celeste, el agua azul - azul (o verde en "La laguna verde") y las montañas se parecen a esas que dibujaba de chiquita. Después de conocer mucha gente con buena onda, siempre dispuesta a entregar algo, ya sea una sonrisa, una historia o un mate medio lavado. Después de respirar verdadero oxígeno y de que, de tanto caminar, me dolieran partes de las piernas que yo ni sabía que tenía. Después de haberme reído a carcajadas por pavadas y de bailar arriba de una mesa... En pocas palabras: después de haber pasado unas hermosas vacaciones, he retornado a la gran ciudad, ¡a la metrópolis!, a mi Buenos Aires querido, en donde la temperatura ronda los treinta y pico de grados y la cara de la gente no es tan risueña.
Lo malo: volver al trabajo; lo bueno: que hay aire acondicionado. Lo malo: tener que volver a adentrarme en la preparación de una materia para rendir en marzo; lo bueno: que estudiar una carrera universitaria implique leer cosas como ésta:
La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidada se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa,
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de Mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!
¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!
Rubén Darío
Igual no es autorreferencial eh. Yo estoy contenta.
Comentarios
Publicar un comentario